Enormes minucias by G. K. Chesterton

autor:G. K. Chesterton [Chesterton, G. K.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 1909-01-01T00:00:00+00:00

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Había yo cruzado la boscosa muralla que se extiende entre las aldeas que rodean a Epson y bajaba por un sendero sinuoso, entre árboles, hacia el valle en que reposa Dorking. La luz tibia del sol atravesaba con esfuerzo el follaje; era una luz de inmaculado oro, pero que había adquirido un matiz crepuscular. Era esa luz que recuerda al hombre que el sol empieza a ponerse un instante después del mediodía. Parecía disminuir según el bosque se espesaba y descendía el camino.

Experimenté una sensación típica de esas difíciles bajadas; me pareció que las copas de los árboles que se cerraban sobre mí eran las cosas fijas y reales, ciertas como el nivel del mar; y que la tierra sólida faltaba a cada instante bajo mis pies. Un momento después aquel sol espléndido se dejó ver solamente en salpicaduras, como estrellas y soles llameantes en la cúpula del verde firmamento. En torno mío, en aquel crepúsculo de esmeralda, se veían troncos de árboles de todos los tipos, rectos o retorcidos; era como una capilla sostenida por columnas de todos los estilos terrenos y ultraterrenos de arquitectura.

Sin proponérselo, mi mente se llenó de fantasías sobre la naturaleza del bosque; sobre toda la filosofía del misterio y de la fuerza. Porque el significado de los bosques es la combinación de la energía con la complejidad. Una selva no es, ni mucho menos, ruda ni bárbara; es solamente densa, densa de delicadeza. Formas únicas que un artista hubiera copiado o un filósofo hubiese contemplado años y años, de encontrarlas en una llanura abierta, se mezclan y confunden aquí, pero no es la oscuridad o la deformidad de la muerte. Es la oscuridad de la vida; la oscuridad de la perfección. Y empecé a pensar que gran parte de la más alta oscuridad humana es como ésta y que en gran parte muchos hombres la han comprendido mal. Nos dirán, por ejemplo, que la teología deviene complicada porque está muerta. Creedme: si hubiese estado muerta, nunca habría devenido complicada; sólo en el árbol vivo crece un número excesivo de ramas.

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